viernes, 13 de marzo de 2015

Días ocupados haciendo nada

Después de estar procrastinando en internet, decidí lavar trastes. Desayunar algo, un poco tarde, porque desperté a medio día. Lavé los trastes y me dieron las cuatro  y ya no estaba segura de ir a la Universidad y subir hasta el cerro, pero decidí que necesitaba libros de semiótica para mi tesis y emprendí mi viaje en camión.
En el segundo camión se subieron unos señores a tocar canciones norteñas viejitas, de las que no hablan tanto de narcos ni de drogas, busqué dinero y sólo encontré dos pesos y se los di.
Unos minutos antes de llegar me habló Indira para avisarme que ya había llegado, pero la escuela estaba muerta y la biblioteca cerrada. Olvidé que en esta fecha les dan el día libre a todos, excepto a los que cuidan la puerta y a los de medicina, pero esos son cosa aparte. Al llegar el de seguridad me preguntó que a qué iba si no había nadie, dije que a la biblioteca y me dijo que estaba cerrada, de todas formas me dejó entrar y ahí estaba Indira esperándome con cara de “qué imbéciles somos” y nos dio risa vernos ahí solas en la explanada, frente a la biblioteca.
Después de un rato de charla, bajé al centro y ya tenía hambre y mucho tiempo muerto en lo que daba la hora para ver a Andrea, pero no el suficiente como para regresar a casa, así que me decidí a buscar comida y di con una fonda al lado del mercado de dulces en donde me comí un sope por sólo 16 pesos y agua natural gratis.
Mientras comía, una señora pasó y le gritaron su nombre desde la fonda, y comenzaron a hablar de la salud delicada de la mamá de la señora, que le había dado un paro cardíaco y que el papá estaba deprimido por eso, entonces tenía que cuidar de ambos, por la voz creí que era una mujer de veintitantos, pero ya era una señora de cuarenta y tantos, por lo que me sorprendió que aún vivieran sus papás, pensaba eso mientras la observaba de reojo y le daba una mordida a mi sope.
Al cabo de un rato, llegaron dos hombres con mochilas pidiendo comida porque acababan de llegar del norte- o algo así  dijeron- y no tenían dinero; no alcancé saber el desenlace porque ya había pedido la cuenta y abandoné el lugar.
Decidí sentarme unos minutos en las bancas de las rosas para hacer tiempo, y en frente estaba la señora que siempre se mete a los bares a ofrecer rosas, al parecer estaba hablando de drogas con otra señora. Lo curioso fue que llamó a uno de los lavacoches, que supongo es su amigo o algo por el estilo, porque le regaló una torta de milanesa, y sé que era de milanesa porque alcancé a escuchar (lo sé, en este punto ya parezco la chismosa más grande de la ciudad). Me dio ternura pensar que todos los que trabajan en la calle se cuidan y se preocupan entre ellos.
Mientras veía la hora en mi celular, preferí esperar en uno de los cafés, faltaba sólo media hora para el encuentro. Pedí uno regular sin azúcar (ya que me he estado obligando a beber café sin endulzantes, aún no sé porque), y me enfrasqué leyendo un libro en mi celular mientras escuchaba a Charlie Parker con mis audífonos. Pasó un hora y no llegaba, pero a este punto, en el fondo, deseaba que tardara más, porque estaba demasiado a gusto leyendo en ese lugar. Pasó otra media hora y ya iba en la segunda taza; mis deseos cambiaron, mi vejiga no aguantaba más   y no había forma de ir al baño por que traía mi lap top y con tanto vendedor ambulante, dejar mis  cosas ahí no era lo más recomendable. Cada minuto pesaba en mi vejiga y ya estaba maldiciendo a Andrea por no llegar, y finalmente vi un chongo que reconozco a kilómetros, entre la multitud y le hice señas con los brazos para que me viera y finalmente corrí al baño. Después me sentí la más imbécil por no pensar en encargar mis cosas a algún mesero.

Al estar charlando con ella y ponernos al tanto, me di cuenta de que sigue siendo una loca que en donde sea encuentra pleito, pero siempre me gusta escuchar sus historias, que nunca sabes qué tanto es cierto y qué tanto exagera, pero es entretenido y divertido; además de que siempre describe a la gente de manera insultante,  pero que de alguna forma da más risa que indignación.

jueves, 12 de marzo de 2015

FONEMAS

Una de las cosas que me llama la atención de un hombre es la forma en que utiliza las palabras.
Recuerdo que dejé de frecuentar a uno de ellos porque me escribía las frases y apodos más empalagosos e impersonales como “preciosa” “linda” y además, con faltas de ortografía imperdonables para un hombre de su edad e historial académico. Me di cuenta hace unos días de que tendría una ponencia de estética y nosequésubersivo.
Un día, decidí que sus facciones de niño bonito no aligeraban la carga de lo que la pantalla de mi móvil y computadora recibían cada vez que nos escribíamos. Entonces, sólo opté por decirle que ya estaba saliendo con alguien más y gradualmente nos dejamos de frecuentar.
Ahora salgo con Oscar, con quien cada vez que vamos caminando por ahí y charlando, me gusta imaginarnos como en una escena de Linklater (el director de la trilogía “Before”), obviamente más feos, y con paisajes más bien decadentes y urbanos, pero que con la iluminación de un sol al atardecer se arregla; usando palabras y frases que crees que jamás se utilizan en la cotidianidad y si se usan, uno termina pareciendo un snob, de esos que van solos a los cafés más concurridos y eligen el lugar más vistoso para ponerse a leer algún libro de algún suicida.
Desde niña me han gustado las palabras por sus fonemas (no, no estudio ni me interesa esa rama de la lingüística, ni siquiera la lingüística, weba) y hasta ahora no ha sido la excepción. La palabra que me vuelve loca cada vez que la pronuncia, es “pulsión”, a pesar de no ser tan “fancy”, o formal. Me gusta cómo suena pul-sión en su boca. Además de su significado, por supuesto. Pero el sonido me remite a cristales chocando y electricidad.




jueves, 19 de febrero de 2015

Poco menos que perros viejos.


Te digo hombre, ¿ por qué tan apático?, ¿A caso te has arrancado los ojos? No intentes evitar esta desgracia mundana que infecta las paredes. Anda, sonríe un poco.
Caminemos juntos, pero mira hacia abajo, recuerda que el cielo suele escupir. Como consolación te susurraré palabras almidonadas, que me hacen ver menos podrida. Te veo y  nada puedo hacer para evitar este vértigo. Aférrate a tus pies. Y no mires hacia arriba.
Mejor ve a las pantallas idiotas. Ahí somos Universo, brillantina y vacío. Letras. Símbolos. Instante. Código binario. NADA.
Usemos de afrodisíaco  el alcohol y una vez ebria (sólo así) quiero que me tomes de la cintura, me muerdas las esquinas y las chupes. Quiero que me metas tu verga. Hasta el fondo. Sólo quiero sentirte en  mis paredes húmedas. No te salgas, quédate ahí por un rato. ¿Puedes?
Snifa un poco.  Sobre mi espalda o mi culo. Y sigue dándome fuerte, rómpeme; que la oscuridad es cruda y apenas comienza a deshuesarnos.  Dejémonos de preámbulos amorosos que sólo el sirven  a las secas del coño.  ¡Tenemos ebriedad, sexo y juventud carajo!  No somos chiquillas virginales que se mojan con novelas de Murakami o soft porno de Golden. Somos la noche, el vacío y rabia. Disfrutemos porque nos abandona y el día no nos pertenece, nos hace agua y piel embarrada en las paredes y calles

martes, 20 de enero de 2015

Cosas de prepa.

PREPA
Terminé de orinar, me sentí estúpida y ridícula. La prueba salió negativa. Vuelvo a respirar y mi vista vuelve a capturar movimiento, rápido, casi barrido. Mi habitación se llenó de un ruido negro. -Necesito salir y dejarme de joterías- pensé.
Camino a paso pausado, me siento lenta y torpe, evito los rostros, que ahora me parecen tan vomitivas, pero el ruido me sigue y acelero el paso, tropiezo con el gentío, me enojo, pero no levanto la mirada por temor a vomitar, pero la náusea es inmensa y el ruido ensordecedor.
Alguien me saluda a lo lejos, pero finjo no haber visto ni escuchado, camino más aprisa y me meto a una especie de bar-antro-centro de recreación- nosequé, que se encuentra en la esquina donde ya me esperan algunos amigos y conocidos. Alguna banda de adolescentes estaba emitiendo sonido del punk más sucio y desafinado, me quedé estática, contemplando e intentando descifrar las frases que escupe el vocalista, pero la audición es peor que una estación de radio mal sintonizada, eso y el poco talento del hombre, mientras pienso eso, alguien estiró su mano con cerveza en mano: esas greñas las conozco, es Rakel ( con "K" porque así se leía más punk). Esta vez pasé y pedí un cigarro, sólo queda ba uno pero ella me lo compartió y se lo devolví manchado de labial morado. El lugar estaba muerto y decidimos abandonar el lugar.
En el camino recibí una llama invitándonos a otra fiesta, a la casa de Víctor, el de Bellas artes, hermano de Ivan ojeras, como le decía Rakel. La única iluminación en esa casa eran unas cuantas velas, no había electricidad, sólo pinturas colgadas y recargadas en la pared. Estuvimos tumbados al lado de unos desconocidos, en un colchón (que era el único mueble de la casa), y alguien ponía canciones viejas de Björk en una pequeña grabadora. Nosotras fumábamos algo de hierba que nos habían ofrecido. Poco a poco fui reconociendo a unas cuantas personas y supe que eran los hippies que se juntaban en los portales de la plaza.
Accedí a inhalar por primera vez una bolsa de resistol, mientras en bola todos me daban instrucciones y consejos como si se tratase de una tarea muy ardua, pero me congestionó la nariz y garganta así que decidí que no era lo mío.
Como Rakel estaba muy entretenida con Iván, charle con otras personas y al cabo de un par de cervezas, licor barato y mariguana, mi cabeza daba vueltas y no me sentía muy bien. Fui al baño a refrescarme con agua. Al salir un hombre me estaba esperando, al parecer era el autor de muchas de las pinturas, estuvimos charlando de la pintura, de Pink Floyd y de mi forma de vestir que le atrajo –cabe destacar que no traía gran cosa, más que un par de pantalones entubados, unos converse y una sudadera- que supongo que fue un mero pretexto para iniciar la conversación; Las horas se esfumaron y al percatarme de mi cansancio y la hora, decidí buscar a Rakel para largarnos de ahí.

No traía dinero y entre el tipo y yo encaminamos a Rakel al taxi más cercano.  Nosotros nos fuimos caminando por las calles, a falta de  dinero, seguimos la charla y al cabo de media hora, llegamos a mi casa y nos despedimos, intercambiamos nombres,  y siguió un largo beso. No lo volví a ver.
Para Raque con "q" u.u.

lunes, 19 de enero de 2015

Mierda silenciosa.


Tantos cuerpos torcidos que vagan como un balbuceo apenas preciso en mi cabeza, mientras tu mano camina sobre mi espalda. El típico olor a lo más infinito y mortal que quema cada esquina de mi universo parece terminar ahí: donde el silencio se hace patente, y donde el aire pesa hasta los huesos. Ahí donde el ser se hizo liviano por unos momentos, quizá años.
Miro tus ojos y son lodo, tus caricias lama y no me encuentro, aunque no estoy segura de haberlo hecho alguna vez. Me pierdo. Me vuelvo a encontrar en esa brillante retina que me muestra un color café que me parece tan desconocido y lejano ¿cuántos iris he observado desde esta posición? Probablemente muchos y tal vez sea un intento inútil el recordar el nombre de cada hombre que posee esos colores y se ha adueñado de mi colchón, pienso en eso, pero un movimiento brusco me saca del trance, y aunque tus dedos intentan volver a armar este rompecabezas, sólo soy frío.
Te observo al vestirte, me das un beso en la mejilla y balbuceas algo que en realidad no me interesa investigar y te despides con una sonrisa antes de salir de la habitación. La hermosa y triste rutina nos ha seguido los pasos y ha dado con nosotros.
Es un escenario tan habitual y mecanizado que ya debería estar condicionada, es una especie de mierda silenciosa que escapa del sueño. Carcome lentamente hasta convertir todo precisamente en eso: Mierda.

En fin, todo es un cínico y rutinario engaño, al final todo se volverá toneladas de vidrio en la garganta; porque después de tantos años e intentos y más que nada fracasos, el alquimista muere, y los sueños son tan pesados que nos van hundiendo en este hermoso fango.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Posada

No se cómo, pero de repente me encontré en medio de charlas acercas de logros, metas, sueños y todo eso de lo que carece mi vida. 
A lo lejos, Luz me veía con cara de incomodidad y se acercó a preguntarme si ya nos podíamos ir, un poco en tono de juego y otro tanto en tono serio. 
Sólo asentía, reía, fingía interés y de vez en cuando le daba un trago a mi bebida o me paraba en busca de un cigarrillo. En algún momento me imaginé que podría estar recostada, calientita, refugiándome en algún filme. No entre gente que ahora me parece tan extraña y grotescamente distante.
Durante una charla con Luz, me dijo que iba a ser lo habitual en las fiestas y encuentros con personas contemporáneas, y que me acostumbrara. Preferí usar de sedante al alcohol y causó un leve efecto embriagador, pero un gran efecto reconfortante. Ahora comprendo a los alcohólicos. Bendito alcohol. 
A escasos metros de mi veía dos  cuerpos contoneándose al ritmo de alguna canción irónica de mal gusto. Son mis amigas. Simples siluetas borrosas. Extrañas. Anónimas.
Seguí con la charla vacía, el frío hizo presencia. La gente comenzó a retirarse. Era hora de irnos.
Ya en el taxi con Luz, estuvimos ahondando en problemas de su relación de poliamor-trío-noseque,de lo sobrevalorada que están las relaciones de noviazgo, de lo absurdo. No le quise decir un secreto que me confío su novio; me insistió y nos pusimos serias. Hasta llegar al silencio incómodo. La radio hacía ruidos ilegibles. El  rugido del motor. Hasta nuestras respiraciones eran más ruidosas.
- ¿A qué hora entras a trabajar mañana?- le pregunté y rompimos el silencio con carcajadas.

Mañana será un mejor día porque conoceré gente de otro círculo y creo que estará bien.
Pdta: Los delirios de inferioridad-superioridad-trascendecia se curan mirando al cielo de noche.

 (Todo lo que he escrito en estos días, loo hago directamente en el blog, sin pausas, como intento de ejercicio beat)








viernes, 12 de diciembre de 2014

Caminatas nocturnas

Tal vez no fue la mejor idea proponerme a escribir diario cuando estoy en vísperas del fin de semana, que aunque en bancarrota de todas formas logré beber un par de cervezas.
Volví a las largas caminatas nocturnas. El frío es de locos, pero el ambiente parece un tanto más cálido de lo que aparenta. 
Intento parecer lo más optimista posible ante un panorama tan frío, sobrio, crudo y aburrido. Aunque el absurdo me invade, y es entonces cuando lo sublime, lo etéreo y bello me parecen vacíos y me lleno de superficialidad, de la más mundana y grotesca que cualquier cínico puede desear, pero aún así, en el fondo sé que sólo es vacuidad y nada más. Y es entonces cuando ya no puedo mirar a los ojos de las personas, no soporto las charlas, ni profundas, ni triviales. Náusea y vértigo. 
Es como si esas marchas nocturnas de gente con más esperanza de la que sé que puedo tener hasta el final de los días, me llenaran de envidia. 
-Mira, gente con esperanzas y más feliz de lo que podemos imagirenos sentir- le dije a Luz, ella me miro con cara de escepticismo y seguimos caminando y hablando de quesos, de finales, de esperanza y fé; terminamos retomando el tema del queso con el fin de evitar cualquier sentimiento de infelicidad que viene acompañado de las profundas reflexiones de las caminatas nocturnas.
Es entonces cuando creo que esas caminatas, pueden ser muy peligrosas si no se elije la compañía adecuada.
Pdta. Cuánta razón tenía ese cronista de esta era del vacío y tiempos hipermodernos. Hasta vergüenza me causa ser parte de este juego y seguir la corriente.